La cinta mostró la preparación de la obra “Oratorio de Navidad” del director Gigi Caciuleanu. Esta se estrenó en el Cine Arte Alameda, donde llegaron más de 50 espectadores, en su mayoría bailarines, que apreciaron la filmación.
Por Michelle Ferruz, Montserrat Olave, Ruby Gamboa y Gabriela Strahalm
Los actos culturales realizados por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en conmemoración del Día Internacional de la Danza en nuestro país, culminaron con la exposición del documental “Oratorio” de José Domingo Rivero. Este mostró el proceso creativo y la puesta en escena de la obra del Ballet Nacional Chileno (Banch), realizada en el año 2009, llamada “Oratorio de Navidad”.
Cuando el reloj marcaba unos minutos pasado el mediodía en un viernes 29 de abril, casi dos años después de la presentación de su gran obra, los bailarines esperaban ansiosos poder presenciar el documental que había registrado cada minuto de preparación de su espectáculo.
Apenas comenzó la cinta, los aplausos ensordecieron la sala. Los bailarines se observaron, se rieron de ellos mismos y comentaron las escenas más llamativas. Las imágenes desnudaron toda la obra: los ensayos, las dificultades, los aciertos, los enojos y las lesiones de los bailarines.
Una hora pasó volando. Cuando ya eran cerca de las dos de la tarde, los espectadores comenzaron a salir. Mauricio Cáceres y Kana Nakao eran dos de ellos. Quienes pertenecen al Banch hace más de 10 años.
Kana Nakao es japonesa y hoy, después de estudiar en varios países, eligió bailar en el Banch. Tiene la voz baja y delicada; su pelo es rubio y su piel morena. Habla español claramente, más que mal vive hace 20 años en Chile.
–“Estamos muy felices en esta compañía y tenemos la oportunidad que otros no tienen de vivir de la danza” –dijo.
Y Marcelo Cáceres, quien aparece maquillándose, es un bailarín clásico de la Universidad de Chile y hace algunos años pertenece al Banch. Hoy está totalmente dedicado a la danza contemporánea.
–“Es lindo saber que eres parte de un proceso y que queda un registro. Ahora lo vemos y nos damos cuenta cómo hemos evolucionado. Decimos: ¡Ah! Este está más flaco, más gordo. Es emocionante.” –finalizó.
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